lunes, 31 de octubre de 2011

MENSAJE DEL SEÑOR JESUS 15 DE SEPTIEMBRE DE 2011

MENSAJE URGENTE, URGENTE, URGENTE
DE + JESUCRISTO  + JESUCRISTO  + JESUCRISTO
REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES
DEL CIELO Y DE LA TIERRA
Y DE TODA LA HUMANIDAD



15 DE SEPTIEMBRE DE 2011
HORA: LA QUE ESTAIS VIVIENDO
MEDELLIN, COLOMBIA
PEQUEÑOS HIJITOS,
HOY VENGO A CONTARLES DEL DOLOR TAN GRANDE
QUE TIENE MI SANTA MADRE MARIA, MADRE DOLOROSA

Pequeños hijitos de mi Corazón Paternal, Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, me dirijo en este día 15 de Septiembre, unido al dolor tan inminente de mi Santa Madre María dolorosa.  A todos mis hijos, en el mundo entero, les pido, les ruego, les suplico, por las lágrimas de sangre de mi Bendita Madre:  Hagan un alto en el camino, retrocedan urgentemente, aléjense del pecado, de esa tibieza que vive el corazón del hombre.  Por las lágrimas de sangre que brotan de sus ojos puros e inmaculados de mi Bendita Madre Dolorosa, no se puede alargar el tiempo. Mi Madre a gritos desgarradores, pide a mi Padre Dios Yahvé, detener el tiempo de las naciones, pero no, mi Padre Dios Yahvé no puede ver mas el dolor de su hija amada, su corazón paternal se estremece, ha escuchado y sentido su dolor y me ha dicho:

-Hijo mío, amado mío, Yo como Padre de un hijo Rey de reyes y Señor de señores, he escuchado atentamente las súplicas del amo que eres Tú mi hijo divino, y Tú tienes una madre que es mi hija María, la Madre del Dolor, ya la escuché, ya no más pérdidas de tantas almas, no se preocupen mas, ya voy a hacer un alto en el camino, desde que creé al mundo y al hombre.  Basta ya.  Adelantaré el gran acontecimiento, levantaré mi látigo, el más duro de todos desde la creación de generación a generación,  les haré sentir como nunca antes lo han sentido, el dolor de Mi Hijo durante su pasión santa hasta la muerte de Cruz, y el dolor inminente de mi Hija María, hasta tener que llorar lágrimas desgarradoras de sangre, de su corazón adolorido todavía al pie de la cruz.  Ellos sentirán el dolor de sus desobediencias y sus rebeldías, por haber escogido para ellos lo mejor del mundo, el dinero y sus placeres.  Si Hijo mío, he escuchado sus lamentos, he escuchado a mi Hija María.  Adelantaré mi látigo del cáliz de la amargura con el acontecimiento del Gran Aviso.

Esta generación pagana y rebelde ha hecho que adelante los acontecimientos que tenía preparado, y si no sienten este llamado mas fuerte de su Padre Dios Yahvé, les alargaré mucho mas el dolor después del Gran Aviso.  Si no hacen caso después de este llamado, les abriré más rápido las puertas del infierno, ya que éste fue el que ellos mismos eligieron a seguir, junto con sus reyes satánicos y todos sus secuaces infernales.

¡Hay!, ¡hay!, ¡hay!, pequeños niños de mi Corazón Paternal, Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores les digo:  Ya habéis escuchado las palabras tan duras de Mi Padre Dios Yahvé.  Yo no puedo quitar su voluntad y sus designios.  Yo, su Hijo Amado, su Rey de reyes y Señor de señores, también le debo obedecer, diciéndole a toda la humanidad, alta y baja, los designios de El, para que se cumpla la hora sexta:

(San Marcos 15: 33-34)  “Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.  A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: <<Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?>>, -que quiere decir-: <<!Dios mío, Dios mío! ¿porqué me has abandonado?>>”

(San Lucas 23: 44-45)  “Era ya cerca de la hora sexta cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la hora nona.  El velo del santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo:  <<Padre, en tus manos pongo mi espíritu>>.  Y, dicho esto, expiró.”

(San Juan 19: 28-30)  “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la escritura, dice: <<Tengo sed>>.  Había allí una vasija llena de vinagre.  Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.  Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: <<Todo está cumplido>>.  E inclinando la cabeza entregó el espíritu.”

(San Mateo 27: 39-46)  “Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:  <<Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres hijo de Dios, y baja de la cruz!>>  Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo:  <<A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.  Rey de Israel es: que  baje ahora de la cruz, y creeremos  en él.  Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: ‘Soy hijo de Dios’>>.  De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados con él.
Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.  Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: <<Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?>>, -esto es-: <<!Dios mío, Dios mío! ¿porqué me has abandonado?>>”

Pero hijitos míos, sois tan tontos y torpes que ¿ni así sabéis discernir mis últimas palabras en las que exhalé mi último suspiro por cada uno de vosotros?  Pues el que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga, el que tenga boca que hable, o sino quedaos ciegos, sordos y mudos, para el infierno y satanás.

¡Oh! hijitos de mi Corazón Paternal, ya veis como les estoy hablando por el corazón enojado de mi Padre Dios Yahvé y por el corazón adolorido de mi Santa Madre María Dolorosa y mi dulce voz se extiende por todo el mundo, y a toda la humanidad, por las lágrimas vertiginosas de sangre de mi Bendita Madre María Inmaculada.  ¡Oh! hijitos míos, ¿o es que algunos de vosotros; sea hombre o mujer y como madre o como padre de vuestros hijos, no sentís el dolor angustioso cuando un hijo se les pierde y pasan los días, semanas, meses y años, esperando el regreso y no regresa, y luego escucháis la noticia que lo hallaron muerto?  ¡Oh! que dolor tan grande, que sufrimiento cuando sabéis que han perdido a sus hijos amados.  Pero mas duro es para nosotros, saber que estamos viendo que  nuestros hijos, por desobedientes, se van a condenar para la vida eterna en el infierno de sufrimientos y crueles tormentos, y tan culpable es el que leyendo o escuchando nuestros mensajes, o el que escuchó y leyó los mensajes y no los dio a conocer.

No les toca a vosotros saber si al que se lo leyeron, se va a salvar o a condenar, si creyó o no creyó.  Esto solamente nos incumbe a nosotros saber quien leyó y obedeció, o quien creyó y quien no creyó.

¡Oh! pequeños hijitos de mi Corazón Paternal, en este día 15 de Septiembre, fiesta de la advocación de mi Santa Madre María Dolorosa, Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, les pregunto a cada uno de vosotros ¿Quién de vosotros se alegra si en medio de un dolor le celebraran una fiesta en su honor?, ¿os sentís alegres?,  pues les digo que si esto os sucede, estáis traicionando al dolor con la alegría, o ¿si estáis alegres, se van a gozar con el dolor ajeno?, pues no mis niños, están muy equivocados celebrando una fiesta en honor de mi Santa Madre del Dolor, por ganar honores o puestos ante el sacerdote o el hombre.

Estáis vistiendo a mi Santa Madre con vestidos elegantes y llenando los altares de flores y de moños, mientras que debajo se esconde la desnudez espiritual, de cómo desnudan a mi Santa madre María del Dolor, escondiendo detrás falsas espiritualidades, llamándose hijas de mi Santa Madre María y escondiéndose en estos atavíos de desamor hacia el prójimo que es su hermano, es mi hijo amado y amado de mi Santa Madre María del Dolor.

La hacéis llorar lágrimas de sangre cuando no dejáis que mis niños divulguen nuestros mensajes de amor, preparación, advertencia, aviso, milagro y castigo.  Cuando veis mal que mis hijos vivan y aprendan a vestir y a vivir las virtudes de mi Madre María Dolorosa.  Cuando habláis mal de los míos, los criticáis sin medir las consecuencias, sin saber si es o no es, criticáis, juzgáis a vuestro antojo a vuestro amigo, a vuestro enemigo ¿no veis que son sangre de mi sangre, hueso de mis huesos y cada uno pertenece a cada uno de mis miembros?  ¿porqué y para que se odian?  ¿porqué tantos celos, tantas envidas, tantas rivalidades?, ¿quien quiere ser el triunfante, quien será el mejor?  ¿No veis hijitos míos que Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, es a quien mi Padre Dios Yahvé mandó a juzgarlos, no a condenarlos, sino a salvarlos?

Pero si vosotros no dejáis estos vicios condenatorios de estar juzgando a los demás y condenando a los otros, entonces se están condenando a si mismos, cada uno de vosotros mismos, por estos vicios; que tan adicto y vicioso es el que consume drogas de distintas sustancias o vicios de alcoholismo o tabaquismo, como tan vicioso es el que es celoso, envidioso, juzgador y criticador.  Todo esto es malo para vuestra vida unida a la mía y a la unidad de mi Santa Madre María Dolorosa.

Pequeños hijitos de mi Corazón Paternal, Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores les digo: Alto, arrepiéntanse de estos vicios y adicciones que los está llevando a la tristeza, al dolor de resentirse, a la desconfianza, a la pérdida de la fe, y Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores no quiero, ni mi Santa Madre María del Dolor quiere, que entréis a participar de los que viven la apostasía  que es la pérdida de la fe.  Y estos hijos adictos a estos vicios son los que permiten entrar estos vicios al corazón central de los tibios de corazón, y a los tibios de corazón, Yo los vomito de mi boca.

Si, Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, les recuerdo todo esto para alentarlos a que no desfallezcan en las pruebas, que tan pecador es al que estáis juzgando, como pecadores sois vosotros que juzgáis.  Quitad primero la paja de vuestro ojo, antes de quitar el del otro.  Siempre debéis ser ejemplo vívido de las virtudes y enseñanzas mías y de mi Santa Madre María Dolorosa.

Pequeños hijitos de mi Corazón Paternal, debéis de hacer reparaciones con el Santo Rosario a mi Santa Madre María, la Madre del Dolor, por el pecado de haberle causado un grandísimo dolor en su corazón y el daño que le habéis causado a sus hijos amados.  Y con este torrencial de llanto, recojo una parte para bendecirlos a cada uno de vosotros, y estas lágrimas sean unidas al llanto de dolor que estáis teniendo y van a tener en estos días de tribulación.

Yo Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, los bendigo +  en el nombre de mi  Padre Dios Yahvé , +  en el nombre mío y +  en el nombre de mi Santo Espíritu.  Amén. Amén. Amén.

Instrumento anónimo.

Medellín, Colombia

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